Él no me ama,
me lo dice su mirada,
lo demuestra sin palabras,
es tan claro como el agua…
Él me ha respondido
lo que no le he preguntado
él lentamente ha penetrado
grutas donde hay escondidas
esperanzas que había sepultado.
Él ha proferido
sin tapujos ni disfraces
la verdad de sus adentros
sin usar antifaces.
Ante mí dijo muy quedo
sin sonidos ni susurros,
algo que creer no puedo,
algo que tiró los muros
donde me he guarecido.
Mientras él hablaba
con sus ojos de avellana
yo absorta miraba
entendiendo ideas vagas.
Después de todo
he comprendido;
y pude sacar del lodo
algo que creí perdido.
Él no me ama,
la verdad llegó ufana,
y la idea antes vaga
ya ni siquiera es teoría
en ley se ha convertido
y está claro lo que digo:
Él lo ha dicho, no me ama
y contra eso no hay nada.
Y ante esta verdad directa
no hay nada más que hacer
que sentarse a comprender
lo mínimas que son las letras.
Ya que ninguna palabra
ha logrado describir
lo que su pecho encierra,
es tan grande lo que hay
que no se escribe con letras.
Es verdad, no me ama
y soy feliz al descubrir
que en su azul alma
estoy sin querer huir,
estoy en mi casa…
Él siente por mí
lo que por él yo siento,
es tan parecido al viento,
así de abrasador
así de suave… de lento.
Hoy digo: él no me ama
y decirlo me hace feliz
porque lo que hay en su alma
no cabe en una simple palabra.
Original: Mujer de Sal
